Asertividad: qué es, estilos de comunicación, beneficios y derechos

Psicólogo en Granada y Online para mejorar la asertividad y la comunicación interpersonal

¿Qué es la asertividad?

En lo cotidiano, decir lo que pensamos y necesitamos puede ser tan difícil como necesario. La asertividad es la habilidad de expresar nuestro punto de vista con claridad y firmeza cuidando al mismo tiempo el respeto por la otra persona. No consiste en “decir las cosas sin filtro” ni en callarse para evitar el conflicto. Es encontrar un tono y una forma que permitan posicionarnos sin romper el vínculo.

Esta habilidad se aprecia en tres planos: qué decimos (mensajes concretos y comprensibles), cómo lo decimos (tono estable y lenguaje corporal coherente) y cuándo lo decimos (momento y encuadre adecuados). En la práctica, la asertividad es ajustar el “volumen” de la comunicación a cada situación.

Estilos de comunicación

No existen “tipos puros”. Nos movemos en un continuo según el contexto. El estilo inhibido evita el conflicto y cede por sistema. Alivia en el momento pero a medio plazo trae frustración y baja autoestima. El estilo agresivo impone, sube el tono o descalifica. Puede lograr resultados rápidos pero a costa de relaciones dañadas y culpa. El estilo asertivo expresa necesidades y límites con franqueza, habla en primera persona —los llamados mensajes-yo—, escucha al otro y busca acuerdos que respeten a ambas partes.

  • Inhibido: «No pasa nada, ya espero» (aunque te moleste que la otra persona llegue tarde).
  • Agresivo: «Siempre llegas tarde, eres un desastre» (acusación que genera tensión y distancia).
  • Asertivo: «Me molesta cuando llegas tarde porque valoro aprovechar el tiempo. Prefiero que me avises si no vas a poder llegar» (mensaje en primera persona y petición clara).

Lo que dice la ciencia

La relación entre asertividad y bienestar no es idéntica en todas las culturas. Un estudio con 770 adultos —410 en China y 360 en Estados Unidos— observó que en EE. UU. a mayor asertividad se asoció menor depresión. En China la relación fue curvilínea. Tanto niveles muy bajos como muy altos de asertividad se vincularon con más depresión y más agresión. Los niveles intermedios se asociaron con mejor salud mental. La conclusión práctica es clara: no se trata de “cuánta más asertividad, mejor” sino de ajustar el grado de firmeza al contexto (Guo, Sameen, Al-Khaz’Aly, & Jin, 2025).

Derechos asertivos

La asertividad se apoya en derechos personales que actúan como anclas para comunicar sin invadir ni desaparecer. Este es el listado completo:

  • Derecho al respeto y a la dignidad.
  • Derecho a tener sentimientos y opiniones y a expresarlos sin violar la dignidad de los demás.
  • Derecho a decidir si nos comportamos según las expectativas de los otros o según nuestros intereses sin vulnerar los ajenos.
  • Derecho a pedir sabiendo que el otro tiene derecho a decir «no».
  • Derecho a rechazar peticiones sin sentirnos culpables.
  • Derecho a establecer prioridades y a tomar nuestras propias decisiones.
  • Derecho a cambiar de opinión.
  • Derecho a decidir qué hacer con nuestras propiedades, cuerpo y tiempo.
  • Derecho a equivocarnos y ser responsables de nuestros errores.
  • Derecho a detenernos y pensar antes de actuar o decidir.
  • Derecho a pedir información y decir «no lo entiendo».
  • Derecho a reconocer y disfrutar los propios logros.
  • Derecho a sentirse a gusto con uno mismo independientemente de los logros.
  • Derecho a obtener aquello por lo que se paga.
  • Derecho a elegir no comportarse de forma asertiva en una situación concreta.
  • Derecho a estar solo cuando así se elija.
  • Derecho a no justificarse ante los demás.
  • Derecho a hacer cualquier cosa siempre que no se violen los derechos de los demás.
  • Derecho —y responsabilidad— de buscar la propia felicidad.

Creencias que sabotean la asertividad

Detrás de muchas dificultades para comunicarnos con claridad hay ideas aprendidas que bloquean la expresión de lo que pensamos, sentimos o necesitamos. Identificarlas es el primer paso para cambiarlas.

  • “Si priorizo mis necesidades soy egoísta”. Puedo cuidarme y respetarte a la vez.
  • “Si callo, el otro lo entenderá”. No hay telepatía, necesito expresarlo con claridad y brevedad.
  • “Equivocarme es imperdonable”. El error es información que me permite corregir y seguir.
  • “Decir ‘no’ rompe la relación”. Un “no” claro y respetuoso protege la relación del resentimiento.

¿Te has sentido identificado?

Si notas que expresar lo que piensas y sientes, pedir lo que necesitas o poner límites te resulta difícil y eso termina alejándote de lo que valoras, la terapia no busca juzgarte, sino acompañarte a reconocer patrones habituales —como el miedo al juicio, la culpa o la evitación del conflicto— y a transformarlos en formas de comunicarte más claras, firmes y respetuosas.

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Referencia

Guo, Z., Sameen, D.-e., Al-Khaz’Aly, H., & Jin, L. (2025). The linear and curvilinear relationships between assertiveness and mental health: A cross-cultural perspective. Counselling Psychology Quarterly, 38(1), 88–108. https://doi.org/10.1080/09515070.2024.2354271